No, no estoy hablando de prostitución. Bueno, o sí.
Aunque para empezar, el dinero no existe en realidad. Bueno
existe pero no tiene valor en sí (de hecho lo crean los Bancos Centrales en la
cantidad que sea necesaria) es solo una
medida cuantitativa, meramente radiográfica, de otra cosa: la riqueza o más
bien el poder que esta otorga.
Sí, es difícil de entender, sobre todo cuando se carece de
él. Pero lo que realmente existe, son las relaciones contractuales y el valor
legal de estas, y la confianza (el miedo) que se tiene a las consecuencias del
incumplimiento de dichas relaciones contractuales. No vamos a entrar en la
diferencias entre tener el “dinero” en metálico, en acciones, en deuda o en depósitos
bancarios, y de las relaciones contractuales que implica entre las partes, o en
el binomio riesgo/rentabilidad. Ya sabemos que todo esto es mentira, puesto que
si el dinero no existe todo lo que se ha construido a su alrededor obviamente
tampoco existe. Es solo una forma de darle color o apariencia de realidad a
otra cosa.
Es muy sencillo, si tú tienes un jardín y tienes 200 euros
con los que contratar a un jardinero que te lo cuide, evitas tener que doblar
el espinazo y eso te hace feliz. Si resulta que las cosas empeoran y “no hay
trabajo” con un poco de suerte puedes contratar al jardinero por 100 euros, y ahora
eres 100 euros de cerveza (o lo que sea) más feliz que antes. Y todo gracias a
qué, pues a que el jardinero sabe de “economía” y entiende en que consiste el
asunto: como no tiene donde caerse muerto, para acceder a los 100 euros que le
supone poder pagar los pañales y la leche de continuación de su retoño, pues
tiene que doblar el espinazo por la mitad que antes, o si no, otro accederá a
esos 100 euros que él tanto necesita.
Esto que todos hemos asumido como normal, porque hemos sido
adoctrinados desde que la más tierna infancia para ello, ejemplifica una
relación contractual al uso: cuanto más te hace falta el dinero más te pido a
cambio por él, más estás dispuesto a hacer y mayor es el miedo a no poder
acceder a él.
A nivel macro, pues igual, se requieren países jardineros
más baratos y esto se consigue exigiendo reformas a cambio del dinero que
necesitan, porque esto hace más rico a los que lo prestan, no por la
rentabilidad en sí (que también) si no porque estos países exportan/trabajan más
barato. Eufemísticamente, se llama devaluación interna, y con reformas
entendemos las modificaciones necesarias en las relaciones contractuales para
que el que menos tiene aporte más valor al que más tiene, a cambio de que este
último le siga permitiendo acceder al codiciado dinero que necesita para poder
subsistir.
Obviamente el juego consiste en llevarte a la línea de
subsistencia, en la que haces lo que sea por acceder al dinero.
El dinero en sí no es nada, aunque parezca mentira es
irrelevante (lo crean los Bancos Centrales, tanto como sea necesario) Lo importante es lo que tú estás dispuesto a
hacer por él, porque eso es precisamente lo que hace rico al que lo tiene y no
el dinero en sí, insisto.
1 comentario:
Lo que uno esté dispuesto a hacer por dinero es para penssrselo muy bien.
Besos.
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